Artista - Proyectos
Las ruinas de Picacho (2017)
Las ruinas de Picacho es un proyecto de instalación escultórica, acompañado de un texto, y de un happening realizado para Casa Sostoa con motivo de su exposición El cuerpo líquido.
Tuvo lugar del 24 de junio al 24 de septiembre de 2017.
Tuvo lugar del 24 de junio al 24 de septiembre de 2017.
“Las ruinas de Picacho”
Cuentan que, no hace tanto tiempo, Picacho fue una escultura de reconocido poder, con una increíble potencia sensorial y conceptual, llena de vibraciones energéticas concentradas y de una explosión estética tan exuberante y directa en su conjunto final expositivo, que te subyugaba. Su despliegue espacial era de más de 8 metros de longitud por casi 4 metros de anchura y por unos 2 metros de altura. Se sabe que ocupaba un área volumétrica de alrededor de los 69 metros cúbicos en su totalidad si se hubiera querido guardar, tal cual expuesta, dentro de un ortoedro (figura geométrica con forma de caja de zapatos). Vivió su momento de máximo esplendor entre los meses de noviembre y diciembre del año 2016 d.C.
La construcción de Picacho data del mes de septiembre de ese mismo año y se realizó en base a un armario de grandes dimensiones, que provenía de la basura de las aceras de la pequeña y estrecha Calle Picacho (Málaga). Su madera de cerezo (combinada con alguna madera blanda no identificada) tenía un color rojizo oscuro profundo y lucía junto a una fina marquetería embutida de un tono amarillo tan claro que era cercano al del oro. Esta última podía apreciarse en todo el frontal de su estructura y, especialmente, en el de sus cajones. Según documentación encontrada, las 15 partes que componían la obra final estaban, en su mayoría, envueltas por planchas de gomaespuma azul; las cuales habían sido cuidadosamente grapadas respetando en todo momento la forma original y cualquier detalle saliente o entrante del mismo mueble. Esta cobertura blanda y azulada abrazaba toda la superficie dura de la madera para dejar sólo al descubierto una enorme brecha tridimensional, la cual se convertía en el dibujo plano de una gran pirámide invertida gracias a la técnica de la anamorfosis (efecto perspectivo descubierto sólo desde un único punto de vista preestablecido). Parece ser que el azul de esta gomaespuma era verdaderamente intenso y que, gracias a su exhausta, recta y precisa colocación sobre la madera, a lo lejos podía llegar a confundirse con una cortante capa de pintura. Incluso, hay rumores que dicen que, en un primerísimo primer plano, la gomaespuma azul era de tal brillantez bajo la luz de los focos, que no se sabía con certeza si realmente se componía de diminutos diamantes o era sólo una ilusión. La asombrosa abertura de Picacho en la sala de exposiciones (en la que se instaló durante esa época) recordaba a la de un puzle antropométrico que se hallaba preparado para ser montado, es decir, que su instalación era una propuesta estática desarmada que invitaba a la acción: rearmar un armario. Lo cual era irónicamente imposible, ya que las piezas de este armario nunca más podrían volver a encajar en sus lugares iniciales a causa del grosor añadido de la gomaespuma azul y, por otra parte, no habría tenido ningún sentido volver marcha atrás porque habríamos hecho desaparecer el `paisaje´ creado expresamente mediante el armario que, según fuentes cercanas, recreaba y reinterpretaba (de una manera muy subjetiva) a la Calle Picacho.
Después de un dilatado periodo en paradero desconocido, se ha podido averiguar que Picacho fue trasladada repetidas veces y guardada en diversos sótanos, que sufrió algunas restauraciones de carácter superficial y que pasó por las manos de una coleccionista anónima (actualmente desaparecida) quien acabó dejando la obra a su suerte. Gracias a Pedro de la Casa Sostoa se consiguieron rescatar los restos, de lo que podríamos ahora llamar “Las ruinas de Picacho”, para incluirlos en su exposición El cuerpo líquido. De momento se han podido conservar: todo el cuerpo central (aunque dividido en dos), varios fragmentos de algunos de los cajones y prácticamente todas sus puertas junto con el techo. Actualmente las piezas están en proceso de catalogación, ordenación, limpieza y tasación; pero pueden ser visitadas.
Cuentan que, no hace tanto tiempo, Picacho fue una escultura de reconocido poder, con una increíble potencia sensorial y conceptual, llena de vibraciones energéticas concentradas y de una explosión estética tan exuberante y directa en su conjunto final expositivo, que te subyugaba. Su despliegue espacial era de más de 8 metros de longitud por casi 4 metros de anchura y por unos 2 metros de altura. Se sabe que ocupaba un área volumétrica de alrededor de los 69 metros cúbicos en su totalidad si se hubiera querido guardar, tal cual expuesta, dentro de un ortoedro (figura geométrica con forma de caja de zapatos). Vivió su momento de máximo esplendor entre los meses de noviembre y diciembre del año 2016 d.C.
La construcción de Picacho data del mes de septiembre de ese mismo año y se realizó en base a un armario de grandes dimensiones, que provenía de la basura de las aceras de la pequeña y estrecha Calle Picacho (Málaga). Su madera de cerezo (combinada con alguna madera blanda no identificada) tenía un color rojizo oscuro profundo y lucía junto a una fina marquetería embutida de un tono amarillo tan claro que era cercano al del oro. Esta última podía apreciarse en todo el frontal de su estructura y, especialmente, en el de sus cajones. Según documentación encontrada, las 15 partes que componían la obra final estaban, en su mayoría, envueltas por planchas de gomaespuma azul; las cuales habían sido cuidadosamente grapadas respetando en todo momento la forma original y cualquier detalle saliente o entrante del mismo mueble. Esta cobertura blanda y azulada abrazaba toda la superficie dura de la madera para dejar sólo al descubierto una enorme brecha tridimensional, la cual se convertía en el dibujo plano de una gran pirámide invertida gracias a la técnica de la anamorfosis (efecto perspectivo descubierto sólo desde un único punto de vista preestablecido). Parece ser que el azul de esta gomaespuma era verdaderamente intenso y que, gracias a su exhausta, recta y precisa colocación sobre la madera, a lo lejos podía llegar a confundirse con una cortante capa de pintura. Incluso, hay rumores que dicen que, en un primerísimo primer plano, la gomaespuma azul era de tal brillantez bajo la luz de los focos, que no se sabía con certeza si realmente se componía de diminutos diamantes o era sólo una ilusión. La asombrosa abertura de Picacho en la sala de exposiciones (en la que se instaló durante esa época) recordaba a la de un puzle antropométrico que se hallaba preparado para ser montado, es decir, que su instalación era una propuesta estática desarmada que invitaba a la acción: rearmar un armario. Lo cual era irónicamente imposible, ya que las piezas de este armario nunca más podrían volver a encajar en sus lugares iniciales a causa del grosor añadido de la gomaespuma azul y, por otra parte, no habría tenido ningún sentido volver marcha atrás porque habríamos hecho desaparecer el `paisaje´ creado expresamente mediante el armario que, según fuentes cercanas, recreaba y reinterpretaba (de una manera muy subjetiva) a la Calle Picacho.
Después de un dilatado periodo en paradero desconocido, se ha podido averiguar que Picacho fue trasladada repetidas veces y guardada en diversos sótanos, que sufrió algunas restauraciones de carácter superficial y que pasó por las manos de una coleccionista anónima (actualmente desaparecida) quien acabó dejando la obra a su suerte. Gracias a Pedro de la Casa Sostoa se consiguieron rescatar los restos, de lo que podríamos ahora llamar “Las ruinas de Picacho”, para incluirlos en su exposición El cuerpo líquido. De momento se han podido conservar: todo el cuerpo central (aunque dividido en dos), varios fragmentos de algunos de los cajones y prácticamente todas sus puertas junto con el techo. Actualmente las piezas están en proceso de catalogación, ordenación, limpieza y tasación; pero pueden ser visitadas.
Anaís Angulo Delgado.
Repercusión en los medios de comunicación y redes sociales:
"El cuerpo líquido". Reseña en la guia de exposiciones en España La ventana del arte.
#casasostoa @anaisangulodelgado
#elcuerpoliquido @anaisangulodelgado
Instalación de @anaisangulodelgado en Casa Sostoa
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